Hasta hace algunos años sentía un escepticismo indiferente por el coaching. Lo que visto en retrospectiva es curioso, porque la terapia narrativa me fascinó desde mi primer contacto con ella cuando estudié psicología. Y porque, ademas, vivimos en un mundo donde la historia que nos explicamos sobre lo que sucede, es clave para configurar lo que creemos, priorizamos, decidimos y sentimos. Somos seres narrativos que nos damos sentido en conversación, externa o interna.
Incluso así, cuando acabé mi primer proceso de coaching, de seis horas, no tuve claro su impacto de forma inmediata. En él se removieron muchas cosas y descubrí que tenía una visión clara de lo que quería que fuera mi vida a cinco años vista … y era muy diferente, de hecho sorprendentemente diferente, a mi realidad de aquel momento. Pero esas seis horas plantaron en mi una semilla, que, quizás por pequeña, como son todas las semillas, no me pareció espectacular. Pero los meses siguientes la vi crecer. En menos de dos años cambié mi trabajo de trader de 20 años, mi lugar de vivienda, de urbanita empedernida en el centro de la ciudad a una casa a las afueras, y la forma de entenderme, a mi y a mi proyecto vital.
Desde entonces he podido ver muchas veces la potencia del coaching en mis clientes … y no deja de sorprenderme: he visto conseguir el objetivo de proceso a través de cambios grandes y pequeños, externos e internos, a veces de forma original e inesperada, otras de forma paulatina con pasos bien definidos.
Califico el coaching que ofrezco como executive coaching porque la mayoría de mis mis clientes son profesionales en activo que quieren trabajar algún tema relacionado con su trabajo, presente o futuro; liderazgo, proyección profesional, gestión de equipos, giro profesional, asertividad, gestión del estrés, planificación … Aunque, como una caja de pandora, en algunos procesos hemos acabado explorando caminos que no estaban definidos en el objetivo inicial.
De mis clientes espero curiosidad (para explorar lo que aparezca) y compromiso (las semillas necesitan ser regadas para crecer). Yo ofrezco aceptación incondicional (“nada de lo humano me es ajeno”) y presencia plena (poner al servicio del coachee, desde la humildad, lo que sé y lo que soy). La sinceridad y la confianza las creamos entre ambos en cada sesión.
Soy una absoluta convencida de la frase de Nancy Kline “ Real help, professionally or personally, consists of listening to people, of paying respectful attention to people so that they can access their own ideas first. Usually the brain that contains the problem also contains the solution–often the best one” (“Time to Think: Listening to Ignite the Human Mind)
Si quieres seguir un proceso de coaching conmigo o quieres tener una conversación sobre ello antes de decidirte, envíame un mail (epimeleiabarcelona@gmail.com) o un whats (696702858). Como escojo tener muy pocos clientes, es recomendable contactar con tiempo. Y me encanta conversar 😊
