Estudios, atajos, humildad intelectual y camino de en medio.

Los domingos por la mañana me gusta escuchar podcast caminando. Sobretodo en otoño, en verano hace demasiado calor incluso a primera hora y en invierno a veces está helado. Pero ahora, en esta época del año, el frío acentúa el bienestar de caminar.

Esta mañana he escuchado un podcast de Huberman sobre la felicidad. Y lo que debería de haber sido escuchar información interesante mucha de ella ya familiar se ha convertido más en un aprendizaje de otra índole que os quiero compartir hoy.

Huberman explica que la mayoría de veces se cita mal la conclusión del famoso estudio “Lottery Winners and Accident Victims: Is Happiness Relative?” al decir que ganar la lotería o quedarse parapléjico no afecta en la felicidad a largo plazo. Aclara que muy probablemente, el malentendido viene de un ted talk que Dan Gilbert dió en 2004 en el que habla de este resultado.

El mismo Gilbert lo explica en este articulo: Ten years later: Dan Gilbert on life after “The surprising science of happiness” y para evitar interpretaciones dejo el original en inglés al final del post. Gilbert afirmaba en el minuto 2:54 que “un año después de perder el uso de sus piernas y un año después de ganar la lotería, los ganadores de la lotería y los parapléjicos están igualmente felices con sus vidas”. Pero, como aclara en su artículo 10 años después, “de hecho, los dos grupos no estaban igualmente felices: aunque los ganadores de la lotería (M=4,00) no estaban más felices que los controles (M=3,82), tanto el grupo ganador de la lotería como el grupo control estaban ligeramente más felices que el de accidentados (M=2,96)”

Continúa diciendo: “Casi 40 años después, sospecho que la mayoría de los psicólogos estarían de acuerdo en que este estudio produjo hallazgos bastante débiles y no concluyentes, pero que el punto que planteó sobre el poder imprevisto de la adaptación hedónica ahora ha sido confirmado por muchos estudios más poderosos y metodológicamente superiores.”

Así que sigue siendo cierto que la adaptación hedónica existe, que las personas tenemos más resiliencia de lo que pensamos y que los eventos positivos no nos hacen tan felices como anticipamos. Pero no que ambos tengan un efecto nulo en nuestra felicidad.

Una buena amiga está escribiendo un artículo sobre este tema, lo enlazaré aquí cuando esté acabado.

En este post os quería compartir lo que ya tenía presente desde que oí hablar de la crisis de replicabilidad de los estudios en ciencias sociales pero que he vuelto a recordar con fuerza hoy.

El valor inspiracional indiscutible de los ted talks y otros recursos y a la vez la necesidad de ir siempre que sea posible a las fuentes para asegurar la precision y rigurosidad.

La humildad intelectual de permitir siempre un “quizás no sea así” y añadir un “hasta que haya nueva evidencia” delante de cada afirmación ni que sea mentalmente.

Ante una decisión, escuchar todas las opiniones/evidencia/argumentos y luego quedarme, con esa humildad intelectual de la que hablábamos antes, con la opción que mejor encaje en mi vida teniendo en cuenta otros aspectos como la experiencia personal, los valores y la intuición. Salvo que estemos delante de un teorema matemático, que difícilmente pasará en temas sociales y humanos.

Aceptar que por mucho que lea, escuche y pregunte siempre habrá información que desconozco que me hubiera sido útil saber y que no por ello puedo dejar de decidir, o de compartir lo que sé.

Ah! Y qué importante es tener amigxs con los que compartir y debatir. Gracias Gemma😊

Feliz domingo 😊

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Transcripción literal del articulo de Gilbert: “ten years later … “

Mea Maxima Culpa

When you wing it, you make mistakes; and when millions of people watch you wing it, several hundred thousand of them will notice. There are at least three mistakes in this talk, and I know it because I’ve been receiving (and sheepishly replying to) emails about them for nearly ten years. I’m grateful to have the opportunity to correct them.

Mistake 1. Lottery Winners & Paraplegics: The first mistake occurred when I misstated the facts about the 1978 study by Brickman, Coates and Janoff-Bulman on lottery winners and paraplegics.

At 2:54 I said, “… a year after losing the use of their legs, and a year after winning the lotto, lottery winners and paraplegics are equally happy with their lives.” In fact, the two groups were not equally happy: Although the lottery winners (M=4.00) were no happier than controls (M=3.82), both lottery winner and controls were slightly happier than paraplegics (M=2.96).

So why has this study become the poster child for the concept of hedonic adaptation? First, most of us would expect lottery winners to be much happier than controls, and they weren’t. Second, most of us would expect paraplegics to be wildly less happy than either controls or lottery winners, and in fact they were only slightly less happy (though it is admittedly difficult to interpret numerical differences on rating scales like the ones used in this study).

As the authors of the paper noted, “In general, lottery winners rated winning the lottery as a highly positive event, and paraplegics rated their accident as a highly negative event, though neither outcome was rated as extremely as might have been expected.”

Almost 40 years later, I suspect that most psychologists would agree that this study produced rather weak and inconclusive findings, but that the point it made about the unanticipated power of hedonic adaptation has now been confirmed by many more powerful and methodologically superior studies.

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